
Tauromaquia
Otra faceta temática de la pintura de Manuel Gómez Balsalobre es la relativa al mundo taurino con la ejecución de una veintena de soberbios lienzos, trabajados al óleo, a través de los cuales se puede degustas no sólo Arte pictórico en sí mismo considerado, sino también la suerte del toreo en todas sus fases y peripecias, sin olvidar por supuesto al toro cuando, solitario o en manada, pasea su estampa por las dehesas. Los lienzos de la Serie Tauromaquia encierran una belleza plástica extraordinaria, sobre todo cuando torero y astado se conjuntan en su lucha por la supervivencia. Luz, sol, sombra, colorido, trajes de luces, mantillas ?todavía se ven-, puros humeando, música, gentío, todo ello contribuye al sentimiento y visualización de una idiosincrasia española que se resiste a desaparecer. Esta temática, centrada en la lucha desigual entre una hombre y una fiera, lucha ancestral y primigenia, con remotos antecedentes en el mundo minoico, allá por el segundo milenio precristiano, ha sido presentada de acuerdo con la actual manera de entender una corrida de toros y de rejoneo, tomando como modelo afamados espadas de nuestros días. Y así, los cuatro cuartos de que se compone la lidia ?fijación del toro, suerte de varas, banderillas y muerte-, junto a lances complementarios (a puerta gayola, por ejemplo), han sido plasmados en sus distintas fases con total sobriedad y elegancia, siendo capaz el artista de hacer resonar en el espectador de su obra los clarines y timbales de las insuperables faenas figuradas con su adecuado y expresivo colorido. En síntesis, un conjunto monotemático de fina seducción y suaves calidades, en donde flota la ortodoxia de la fiesta, captada magistralmente en distintas escenas que no dejan indiferente al que las contempla y degusta estéticamente hablando.